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  • El v nculo entre el militarismo

    2018-10-30

    El vínculo entre el militarismo estadounidense y la organización de los trabajadores en sindicatos, es un aspecto importante—aunque rara vez abordado—de discusión del keynesianismo militar, pues apunta al hecho de que no es posible usar un único criterio, particularmente los cambios en la tasa de desempleo, como el indicador del ambiguamente creciente y menguante keynesianismo militar para la formulación de la política económica nacional. Este es el caso particular por el cual, como señaló y sostuvo Kalecki, el capitalismo se convirtió en un “auge agotador”, pues el “pleno empleo” (en cualquiera de sus definiciones) tiende Senexin B acentuar la disputa acerca de la participación del trabajo en la economía, llevando a los hacedores de la política económica nacional implementar políticas que generan recesiones en el ciclo económico con el fin de mermar el poder de la clase trabajadora (Kalecki, 1972 [1943]). Sobre todo, el vínculo entre el militarismo estadounidense y el poder de los sindicatos, apunta a una métrica universalmente subestimada; el aumento del nivel de vida de toda la clase trabajadora. El hecho de que el “sueño americano” pudiera estar estrechamente vinculado y ser una consecuencia, al menos empíricamente, del militarismo estadounidense—en lugar de ser una especie de resultado etéreo del “Excepcionalismo Americano”—es una realidad que muchos observadores han omitido. Es decir, el aumento del nivel de gasto público militar—a pesar de que frecuentemente tuvo como resultado la producción de bienes de “uso intensivo de capital”—resultó en paquetes salariales y de compensaciones amplios para los empleados de los contratistas militares, estándares que se convirtieron en un “blanco” para los trabajadores de las empresas de otros sectores. Por mencionar un ejemplo, el pago promedio (de los trabajadores en áreas productivas) de la industria aeroespacial, se encontraba en general, 24% arriba del nivel de salario de la industria manufacturera en 1970, nivel que para 1984 había crecido a 38% (Fitzgerald 1989: 164-165). La escala de los sueldos ejecutivos (o los gerentes) de la industria aeroespacial eran 130% más altos que el promedio de los salarios ejecutivos de la industria de bienes duraderos. El incansable apoyo que los trabajadores organizados ofrecieron al gran proyecto nacional para mantener el dinamismo del Triángulo de Hierro constituyó el cimiento de este contrato social.
    El deceso parcial del keynesianismo militar En respuesta a grasslands biome la pregunta ¿qué quieren los trabajadores organizados del Siglo XIX?, el líder más famoso de la época, Samuel Gompers, respondió: “quieren más”. Los ecos del axioma de Gomper resonaron en el Pentágono hasta iniciada la década de 1980, pues fue en ese punto que los trabajadores se dieron cuenta lentamente que no eran precisamente los socios menores del denominado Triángulo de Hierro. Este hecho propició la emergencia de los estados llamados “cinturón de pistolas”—zonas geográficas de concentración de industrial ligadas a través contratos al sector militar—pues muchos contratistas militares migraron a los estados del sur y suroeste, nombrados estados de “derecho al trabajo” (porque rehusaron de dar reconocimiento a los derechos laborales de formar sindicatos), dejando al norte desproveído de capital privado y con su fuerza laboral sindicalizada ahora bajo una amenaza perpetua de moverse al sur estadounidense, si no al Sur Global. Las empresas buscaban locaciones más lucrativas, pues la internacionalización del capital facilitaba cada vez más la reubicación de las operaciones productivas en países de bajos ingresos (Cowie, 1999). Sin duda alguna fueron seguidos parcialmente las políticas y programas de consumo nacional en el sector militar—“buy American”—, particularmente porque los estrategas militares estadounidenses se resistían a la idea de abastecerse con bienes, componentes y sistemas enteros de armas provenientes del extranjero, dejando así las fuerzas militares vulnerable al corto de la oferta en un momento delicado. Los estados del “cinturón de pistolas” (como Tejas, Georgia y Arizona), abiertamente anti-sindicalistas y “patrióticos”, generaron desde la década de 1970, un ambiente atractivo para todas aquellas actividades productivas que no podían establecerse en el extranjero. Es justo en este momento donde se ubica el surgimiento de uno de los elementos estructurales que condujo a la subordinación parcial del keynesianismo militar a favor de las nuevas matrices institucionales de Estados Unidos, donde el militarismo pudiera sufrir las transformaciones necesarias para prosperar.