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  • Fomentar el deporte femenino es ingrediente vital

    2018-11-01

    Fomentar el deporte femenino es ingrediente vital en el intento de alcanzar hábitos de vida saludables. La unesco, subraya los efectos positivos de la actividad física en la vida de los ciudadanos: reducción de los riesgos de padecer enfermedades crónico degenerativas, ampliación de la esperanza de vida (5 años o más), ahorro en gastos médicos, posible elevación de las remuneraciones salariales, sin contar que la inactividad física causa más muertes que el consumo de tabaco. Pese Nilotinib la importancia de la práctica deportiva sistemática, los avances en incorporación plenamente al sexo femenino, han sido particularmente lentos. El primer intento se dirigió a sumar más niñas y mujeres en las prácticas deportivas. Luego se cambiaron los términos del paradigma, más a deporte como medio de indicar la plena participación femenina en la sociedad, romper estereotipos sexistas y la separación artificial entre deportes para hombres y para mujeres (Humberstone, 2006). Ese importante cambio de enfoque ya ha sido implantado en varios países, pero todavía persisten resistencias y prejuicios, incluso en las concepciones básicas de políticas deportivas de los países. La declaración de Brighton recoge la decisión de los estados de comprometer todos los esfuerzos posibles para asegurar que las instituciones deportivas de cada país observen las normas de la carta de la Naciones Unidas, de la declaración universal de los derechos humanos y de otras convenciones internacionales. Más concretamente, una declaración abarca las reglas y regulaciones convenidas en relación a mujer y deporte, como sigue: Datos de la Fundación de Mujeres y Deportes () muestran que sólo las niñas son menos propensas al deporte que los varones. Además, sólo una cuarta parte de ellas emplean 60 minutos de actividad física al día y esa proporción se reduce a partir de los 10 años. La baja participación deportiva femenina continúa en la adultez, solamente 12.7% mayores de 16 practican deporte por lo menos una vez a la semana. Por esa razón Inglaterra desde hace más de 15 años impulsó “Active Women Programme.”
    La equidad en el deporte de México México es un claro caso de exclusión deportiva de la mujer y parcialmente hasta del hombre. El número de personas físicamente inactivas sigue aumentando y las mujeres no sólo se ejercitan menos que los hombres en todos los grupos de edad, sino que dedican menos tiempo a Allosteric control las prácticas semanales (inegi, 2016). Según la Encuesta Nacional de Cultura, Lectura y Deporte (2015) señala que 72% de las mujeres no practican deporte alguno. Son varios los requisitos a satisfacer con el propósito de ganar equidad de género en el diseño de las políticas deportivas. Se trata de exigencias claras recogidas repetidamente por diversos organismos internacionales, en especial por la Comisión de Bruselas de la Unión Europea. En síntesis, las propuestas procuran ganar equidad de género en las diversas dimensiones de las políticas e instituciones deportivas: en los puestos directivos; en la composición de los profesores y entrenadores; en la decisión de combatir estereotipos dañinos (machismo, feminismo): en los sesgos de los medios de comunicación; en la voluntad política de usar el deporte en el combate a la violencia de género. En todos esos aspectos –incluido el de la violencia de género– nuestro país desperdicia las contribuciones potenciales de la política deportiva, así como medio de fortalecer la solidaridad colectiva. El diagnóstico de la situación mexicana, revela rezagos de importancia en la corrección de problemas vivos. De acuerdo a la Confederación Deportiva Mexicana solamente 7% de las federaciones están presididas por mujeres. Ello contrasta con el hecho de que en los últimos tres Juegos Olímpicos (del 2004 hasta el 2012), la rama femenil ha dado al país 72% de las medallas ganadas. Por otro lado, no es casual que las medallistas premiadas en su mayoría provengan de los estados de la República con mayor igualdad de género. Con datos de Frías (2014), la correlación entre el índice de equidad estatal y el lugar de nacimiento de las medallistas, arrojó una relación estadísticamente significativa de 0.356.