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  • Como hemos visto en las dos

    2018-10-25

    Como hemos visto en las dos anteriores propuestas, los temas de la membresía ciudadana, el cómo construir una comunidad mundial y la necesaria aparición teórica y normativa de un nuevo tipo de espacio público mundial dependen de generar una dimensionalización de los problemas acerca de la justicia y desarrollar un espacio de aparición y visibilidad para la ciudadanía del mundo. Poder cuestionar públicamente las nuevas formas de exclusión institucionales, que ahora son internacionales y que por eso afectan Leupeptin todos, implica un ejercicio de agencia política que hasta ahora no ha sido posible vislumbrar. Fraser construye ese nuevo espacio al iluminar el territorio de injusticias que ella ha llamado representación política o misrepresentation, y el de los marcos excluyentes o misframing desde donde se cuestionan ciertas instituciones mundiales, Estados corporativos y depredadores, que son los que toman las decisiones que afectan a grupos y personas sin visibilidad política. Leupeptin Se trata de habilitar el espacio común donde las demandas de exclusión en relación con la justicia aparecen como un espacio contestatario y de permitir que sea esta la forma en la que se constituya una opinión pública mundial que termine por deslegitimar a estas instituciones y sus políticas antidemocráticas. Obligar a democratizar dichas instituciones sería el objetivo político de los nuevos movimientos sociales. En el esquema de Fraser tenemos un primer nivel: el cuestionamiento sobre la representación aparece cuando una comunidad constituye sus límites (dentro de los Estados-nación) y donde la cuestión de la representación aparece vinculada al tema de quién puede pertenecer a una comunidad ciudadana del tipo westfaliano (Estados-naciones). Aquellos que son excluidos no pueden cuestionar su exclusión pues no forman parte de una comunidad política (los inmigrantes, por ejemplo). En un segundo nivel, el metanivel político (el que en realidad habilita el espacio público mundial) está relacionado con el cuestionamiento crítico de quiénes son los que hacen las leyes y reglas (Estados depredadores y ricos, organismos no democráticos que actúan por intereses particulares e instituciones no democráticas de gobernanza mundial) y a quiénes afectan estas medidas y son excluidos de la misma capacidad de poder participar en la construcción de estas reglas y leyes. En ambos niveles políticos se trata de injusticias activadas por distintos tipos de falta de representación política que Fraser denomina mala representación (misrepresentation), y sus enfoques o marcos son excluyentes (misframing). Fraser argumenta que antes se había definido la justicia como un espacio bidimensional que comprendía las demandas de redistribución y de reconocimiento vinculadas a Endoplasmic reticulum los espacios económico y cultural. Ahora, sin embargo, considera que sin el concepto normativo de representación política no puede habilitarse ninguno de los reclamos redistributivos o de no reconocimiento. Es por ello que este es el espacio normativo que podría habilitar la creación de un espacio público mundial, ya que la condición sin la cual un espacio semejante puede aparecer supone que existen agentes políticos excluidos y que son capaces de expresar sus críticas de forma pública. Dichas participaciones suponen un reordenamiento vinculante y vinculado a la correlación que se establece entre la democratización de las instituciones que permiten la construcción de las leyes y los contenidos sustantivos de las demandas de los excluidos, los cuales terminan por redefinir la justicia. Fraser insiste en que podemos ejemplificar ambos niveles de las injusticias con el concepto de género: por ejemplo, en el primer nivel, las leyes electorales de un Estado-nación impactan a aquellos que no son reconocidos como miembros de una comunidad política. Las mujeres que ejemplificaron en el pasado la lucha por el voto eran excluidas de su comunidad política. Sus logros cristalizaron solo en el siglo xx (aun cuando hay muchos países que continúan todavía con este tipo de luchas políticas). La segunda dimensión de la mala representación, la que Fraser llama el marco equivocado o distorsionado (misframing), puede ejemplificarse con las miles de mujeres que se ven obligadas a trabajar en condiciones terribles, por sueldos miserables, en países cuyos Estados no tienen legislaciones claras sobre la defensa de sus derechos como trabajadoras y donde tampoco se considera trabajo las labores domésticas que las mujeres tienen que realizar, ni se toman en cuenta las nuevas condiciones sociales de inmigración en donde las mujeres asumen el trabajo doméstico de otras mujeres que ya están integradas al mercado laboral en los países ricos. Fraser argumenta que este tipo de injusticia constituye la más política de las discusiones, y solo con la globalización se ha hecho visible.