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  • Qu dicen las fechas en que

    2019-05-07

    ¿Qué dicen las fechas en que se ha flexibilizado la posición de ambas partes? Veamos una cita elocuente sobre la situación internacional en la década de los años setenta del siglo pasado, marco en el que se mejoraron las relaciones entre Washington y La Habana, bajo el gobierno de James Carter. Por otro lado, se habla de la política económica de Estados Unidos, cabeza del libre mercado y de libre empresa. No obstante, análisis diversos muestran la falacia del mercado en las economías desarrolladas. Allí, el Estado es el que quizá más intervención tiene en la economía multidrug resistant diferencia de las naciones subdesarrolladas que fueron obligadas a desmantelarlo. No obstante, Estados Unidos por lo menos en un nivel de discurso ha sido el campeón del libre mercado, de la libre empresa. sin embargo, los estadounidenses irremediablemente, vivirán, observarán, analizarán la vida cubana donde imperan ciertos valores engendrados y heredados de la Revolución. Así que la influencia será mutua entre las sociedades, aunque no por ello, equilibrada. Habrá que ver qué pasa con el modelo económico cubano ahora que tendrá un poco más de respiro con el mercado, la economía y las finanzas estadounidenses. Habrá que tener cuidado con la influencia cubana en el mundo norteamericano. El tema de Cuba, por cierto, no puede desaparecer de la noche a la mañana de la política estadounidense. Debe tener un proceso para recolocar a los representantes cubano-americanos y en general para que se reacomode el ala más conservadora de la comunidad cubano-americana de Miami. Los anglosajones que se han beneficiado también del “comunismo cubano”, deberán redireccionar sus planteamientos y actitudes políticas. El tema de Cuba ha servido para lograr recursos destinados a la seguridad de Estados Unidos en el Caribe y Centroamérica. La amenaza latente de la Revolución y de su socialismo así lo ha ameritado.
    INTRODUCCIÓN Los movimientos sociales se han convertido en actores centrales de las sociedades contemporáneas y, en consecuencia, en sujeto de atención de las teorías e investigaciones sociales. Si bien tanto los orígenes de los denominados “nuevos” movimientos sociales como las principales teorizaciones acerca de los mismos aparecen vinculados a los países europeos o a Estados Unidos, la presencia de estos agentes colectivos de cambio social en América Latina ha sido creciente, especialmente en las dos últimas décadas. En el caso latinoamericano, esta emergencia aparece ligada a Transposition immunity una crisis de los formatos tradicionales de representación política, tanto desde la izquierda como la derecha. Su eclosión como actores colectivos a lo largo de los años noventa y de la primera década del siglo xxi, habría sido además consecuencia de una suerte de dinámica de acción-reacción. Así como América Latina ha sido territorio privilegiado y laboratorio de políticas neoliberales, también ha devenido escenario excepcional de resistencia y de propuesta de alternativas a éstas, de enfrentamiento de sus consecuencias. En tal sentido, durante las dos últimas décadas, los movimientos sociales latinoamericanos han tenido una creciente importancia en las dinámicas y procesos sociopolíticos de la región, a través de distintas dimensiones de acción y expresión. Como parte de ellas, estos actores sociales han desplegado un amplio e innovador repertorio de acción colectiva, desarrollando un conjunto de experiencias de cambio y movilización social con importantes implicaciones para la articulación de nuevas subjetividades políticas de carácter dinámico y vinculadas inherentemente al desarrollo de la propia conflictividad social. Al mismo tiempo, durante la última década, distintos autores coinciden en señalar la configuración de un cambio de época en la región, que tiene entre sus síntomas la emergencia de un grupo de gobiernos que se autodenominan “progresistas” y de centroizquierda, a la par que proponen una nueva valorización de la construcción de un espacio latinoamericano, en contraposición a la subordinación al denominado Consenso de Washington, dominante durante la última década del pasado siglo. Algunos de estos gobiernos asumen un posicionamiento discursivo antineoliberal e incluso antiimperialista y anticapitalista —Venezuela, Bolivia y Ecuador, a los cuales se añade Cuba como enclave histórico de esta posición en la región—, mientras otros mantienen una posición menos radical, aunque también se incluyen en esta tendencia por ejemplo Brasil, Argentina y Uruguay.