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  • En esta atm sfera embriagadora yo aport

    2018-11-03

    En esta atmósfera embriagadora, yo aporté mi propia experiencia. Presentada por Bornstein RG7388 otras activistas de género, exploré con ellas las políticas culturales de la intersexualidad, que para mí representaban otra nueva configuración más de los cuerpos, identidades, deseos y sexualidades desde la cual confrontar los aspectos normativizadores y violentos del sistema dominante de sexo / género. A finales de 1993, la pionera de Transgender Nation, Anne Ogborn, me invitó a participar en un retiro de fin de semana llamado la Conferencia de la Nueva Mujer, donde mujeres transexuales postoperadas compartieron sus historias, sus penas y alegrías, y disfrutaron de la libertad de nadar y tomar el sol desnudas con otras que también habían cambiado quirúrgicamente sus genitales. Vi que las participantes volvían a casa en un estado de euforia y me propuse llevar el mismo tipo de experiencia sanadora a la gente intersexual.
    La emergencia de un movimiento intersexual: oposición y aliados A mi llegada a San Francisco, comencé a contar mi historia de forma indiscriminada a todo el mundo con el que me encontraba. En el curso de un año, tan sólo por hablar abiertamente dentro de mis propios círculos sociales, supe de otros seis intersexuales, entre ellos dos que habían tenido la fortuna suficiente como para escapar de la atención médica. Me di cuenta de que la intersexualidad, más que ser muy rara, debía ser un tanto común. Decidí, entonces, crear una red de apoyo. En el verano de 1993, elaboré algunos panfletos, me hice de un apartado de correos y comencé a anunciar la Intersex Society of North America (isna) mediante pequeñas noticias en los medios. No mucho después, me encontraba recibiendo varias cartas de intersexuales cada semana, provenientes de todos los rincones de Estados Unidos y Canadá, y en ocasiones algunas de Europa. Aunque los detalles variaban, las cartas ofrecían una imagen bastante uniforme de las consecuencias emocionales de la intervención médica. Morgan Holmes: “Todas las cosas que mi cuerpo podía haber llegado a hacer, todas las posibilidades, fueron engullidas junto con mi clítoris amputado por el departamento de patología. Lo que quedó de mí fue a la sala de recuperación: todavía me estoy recuperando”. Angela Moreno: “Me horroriza lo que han hecho conmigo y la conspiración de silencio y mentiras. Estoy llena de dolor y de rabia, pero finalmente también de alivio, al saber que quizá no soy la única”. Thomas: “Rezo para tener los medios para compensar, en alguna medida, a la American Urological Association por todo lo que ha hecho en mi beneficio. Pero estoy teniendo algunos problemas para conectar el mecanismo de relojería con el detonador”. El objetivo más inmediato de la isna fue crear una comunidad de gente intersexual que pudiera proporcionar apoyo entre iguales para afrontar la vergüenza, el estigma, el dolor y la rabia, así como temas prácticos, como, por ejemplo, cómo obtener informes médicos antiguos o localizar a primary macronutrients un psicoterapeuta o endocrinólogo simpatizante. Con esa finalidad, cooperé con periodistas que juzgué capaces de informar amplia y responsablemente de nuestros esfuerzos, listé la isna en autoayuda y en entidades de compensación de referencia, y establecí un sitio en internet (http://www.isna.org). La isna conecta ahora a cientos de intersexuales de toda Norteamérica, Europa, Australia y Nueva Zelanda. También comenzó a promover un encuentro intersexual anual, el primero de los cuales tuvo lugar en 1996 y conmovió a los participantes con la misma profundidad que a mí la Conferencia de la Nueva Mujer en 1993. Sin embargo, la meta más importante y más a largo plazo de la isna es cambiar la forma en la que son tratados los bebés intersexuales. Defendemos que no se aplique la cirugía sobre los genitales ambiguos a no ser que exista una razón médica (tal como la orina bloqueada o dolorosa), y que se proporcione a los padres las herramientas conceptuales y el apoyo emocional para aceptar las diferencias físicas de sus hijos. Aunque es fascinante pensar en el desarrollo potencial de nuevos géneros o posiciones de sujeto basadas en formas de corporalidad que se salen de la familiar dicotomía varón/mujer, reconocemos que el modelo dual de sexo/género es, en la actualidad, hegemónico y, por lo tanto, defendemos que los niños sean criados o bien como chicos o bien como chicas, de acuerdo con la designación que parezca más capaz de ofrecer al menor el mayor bienestar futuro. Defender la asignación de género sin recurrir a cirugía normalizadora supone una posición radical, pues requiere la subversión deliberada de la concordancia asumida entre la forma corporal y la categoría de género. Sin embargo, esta es la única posición que previene el daño físico irreversible del cuerpo de la persona intersexual, la que respeta la agencia de la persona intersexual en función de su propia carne y la que reconoce que la sensación genital y el funcionamiento erótico son al menos tan importantes como la capacidad reproductora. Si un menor o adulto intersexual decide cambiar su género o someter su cuerpo a una alteración quirúrgica u hormonal, esa decisión deberá ser del todo respetada y facilitada. El punto clave es que los sujetos intersexuales no sean violentados por el bienestar o la conveniencia de otros.